Hacía tiempo que la partida no nos reunía.
Volviendo del desparramado movimiento veraniego
por playas de levante
y las sierras y montes de Teruel y Toledo,
coincidir y al primer intento poner las cartas boca arriba
ha sido la mejor nota para modernizar el arte del Jazz
y hacer el recuerdo palpable,
impregnando de zumo los poros
entre máquinas y artilugios y pinceladas de cine retro.
Con los únicos rodeos de las calles del centro
y confundiendo el calor con la ducha del momento
apetecía ganarle la partida a drácula
como los magos en la tierra media del Carmen
y como señores sin anillos
hicimos el descubrimiento en la calle Pinzón
del arte enmascarado de Cristofher Lee.
Quedaba el sabor amargo a avena morena
y el de su imagen rubia y espumosa con curvas en el cuerpo
para terminar con un sabor intenso
la erótica faena y la complacencia de la noche
brindando desde el centro
y saliendo por la puerta grande de una cita completa.
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